Lucen vagamente las teclas del piano
A la luz del suave crepúsculo rosa,
Y bajo los finos dedos de su mano
Un aire de antaño canta y se querella
En la diminuta cámara suntuosa
En donde palpitan los perfumes de ella.
Un plácido ensueño mi espíritu mece
Mientras que el teclado sus notas desgrana;
¿Por qué me acaricia, por qué me enternece
Esa canción dulce, llorosa e incierta
Que apaciblemente muere en la ventana
A las tibias auras del jardín abierta?
PAUL VERLAINE
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