Divino es -y eterno- el Espíritu.
Hacia él, cuya imagen e instrumento somos,
Conduce nuestro camino, y es nuestro entrañable anhelo
Llegar a ser como él, fulgurar con su luz.
Mas del barro y mortales nacimos
E inerte pesa en nosotros -criaturas- la gravedad.
Aunque amor y cuidados maternales nos brinde natura,
Y la tierra nos nutra y sea cuna y tumba,
La paz no nos otorga;
Paternal y próvida, deshace
La chispa del Espíritu inmortal
De natura el amoroso encanto:
Hace hombre al niño, diluye la inocencia
Y nos despierta a la lucha y la conciencia.
Así, entre padre y madre,
Así, entre cuerpo y espíritu,
Vacila el hijo más frágil de la Creación:
El hombre de alma temerosa, pero capaz de lo más
Sublime: un amor más fiel y esperanzado.
Arduo es su camino, la muerte y el pecado lo alimentan,
Se extravía con frecuencia en las tinieblas
Y más le valdría a veces no haber sido creado.
Eternamente fulge, sin embargo,
Sobre él su misión y su destino: la luz, el Espíritu.
Y sentimos que es a él, desamparado,
A quien ama el Eterno especialmente.
Por ello nos es posible amar,
Erráticos hermanos, aún en la discordia.
Y ni condenas ni odios,
Sino amor resignado
Y amorosa paciencia
Nos acercan a la meta sagrada.
HERMANN HESSE
!Hola,Maria!
ResponderEliminarEl espíritu estimula el alma humana nos muestra cómo vivir, es el gran creador,. interprete y artífice de la voluntad divina. No había leído nada de hesse desde mi adolescencia, me ha traído grandes recuerdos.Muchas gracias por quedarte en mi humilde morada Muchos besitos, precioso poema has elegido.
Muchas gracias Cristal por tu comentario. Un gran abrazo.
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